miércoles, 16 de abril de 2008

EL REENCUENTRO.

Te he visto hace poco,
y apenas te reconocía,
quizás era,
porque apenas te veía.
Alto y rubio como siempre,
ojos claros y alegres,
hoy era tu día,
hoy era tu suerte,
pero al verme cruzar por la esquina,
deseabas mi muerte,
pues yo era esa chica,
que un día te destrozó el corazón para siempre,
y tú aún me querías,
y yo aún seguía siendo aquella arpía,
que un día te destrozó la vida.
Aunque tú deseabas mi amor, yo te lo impedía,
entonces cruzaste la calle,
y pasaste por delante mía,
y me di cuenta demasiado tarde,
que yo también te quería.
Y ya no volví a saber más de tí,
ni te llegaron noticias mías,
pues yo había abierto una brecha en tu corazón,
y tú hiciste lo mismo aquel fatídico día.

1 comentario:

Antonio Azuaga dijo...

Bueno; pero, una pregunta: ¿has leído en los últimos días?
Un beso.