miércoles, 9 de abril de 2008

EL ÚLTIMO BAILE.

Siempre he creído en los cuentos de hadas,
Pero jamás me imaginé su angelical llegada.
Aquella vez llegó sin yelmo, ni caballo, ni nada,
Entonces le confundí con la criada.
Vino de negro, con corbata,
Y una brillante y esplendorosa mirada.
Cuando el hizo su aparición triunfante en la entrada,
De pronto la gente que había se quedó callada,
Sólo se oía tocar de cerca las campanas.
Mujeres, hombres, ancianos y niños suspiraban,
Sólo había silencio en la sala.
De pronto se puso a mi lado,
Y me cogió de la mano,
Mi corazón de la emoción palpitaba,
Entonces me dí cuenta de que le deseaba.
Aquello no fue todo,
Sentí el suave contacto de su rostro,
Y que me acariciaba.
Entonces las horas se pararon,
Pero la música seguía sonando,
Mi respiración entrecortada,
Seguía el ritmo de las campanadas.
El cogiéndome de la mano,
Me apretaba fuerte y pude sentir su contacto.
ËL me presionaba y presionaba,
Mientras yo seguía embobada.
De pronto me dejé conducir por el al centro,
Y nos pusimos a bailar en el medio.
La gente se puso a bailar,
Con la música al compás.
Aquello fue todo,
Y ya no ocurrió nada más.
No fue tan fantástico como en los cuentos,
Pero al final del baile me dio un beso,
Y me juró amor eterno.
Al día de hoy todavía lo recuerdo,
Aunque ya soy tan mayor y lo veo tan lejos,
Pero mi corazón sigue al lado del hombre de mis sueños.

No hay comentarios: